¿La gran continuación educativa?
Desde hace unas semanas, el Ministro Jaime Saavedra ha venido anunciado varias e importantes medidas para el sector educación. Estos anuncios están asociados a las viejas conocidas hipótesis de cambio impulsadas por las reformas de los años noventa. Se tratan del desarrollo de asociaciones público privadas (APP), la facultad de los directores de contratar maestros y la entrega de bonos escolares por desempeño.
Sobre las APP, escribí hace un par de meses en Diario Gestión. En resumen, sostuve en ese artículo que el impacto de las APP en los resultados educativos no era claro. Que existe evidencia contradictoria sobre esos efectos y que el Ministerio de Educación debiera evaluar esta iniciativa en el mismo momento en el que se empezaba con las APP, con la finalidad de determinar si ese "modelo" funciona para el Perú.
La contratación
Directores contratando docentes para trabajar en la escuela es una práctica poco usada en América Latina. Salvo en El Salvador, en donde es la junta escolar que lo hace, y en Chile, en donde se hacen los primeros intentos, en los demás países de la región son las instancias nacionales o subnacionales las responsables de contratar profesores (Hay además unas modalidades muy poco extendidas en Nicaragua y en algunos estados de Brasil).
Lo cierto es que estudios recientes sobre el rol de los directores coinciden en que se exige de ellos que sean buenos gerentes, a la vez que líderes pedagógicos, y que eso se vuelve un tema cada vez más complejo de abordar. Se requiere formación especializada (que en la gran mayoría de países no existe) y un conjunto de condiciones particulares ofrecidas por los propios sistemas educativos.
Existe entonces poca experiencia y, por lo tanto, es poco probable tener evidencia que diga que esta responsabilidad de los directores mejora la educación. La decisión de hacerlo o no responde a apuestas ideológicas, basadas en cómo se define la institución-escuela. Esta apuesta formó parte del paquete de recomendaciones realizadas por los organismos internacionales para las reformas educativas de la década de los noventa. Y su implementación parcial y muy focalizada (casi de manera exclusiva en Centroamérica).
En el caso peruano, ¿qué hace suponer que los directores, sin formación especializada, ni situación legal que los ordene en una carrera harán un buen trabajo y que además este redunde en mejores aprendizajes?
Los bonos
El Ministerio de Educación ha ofrecido otorgar un "Bono de incentivo al desempeño escolar" al 25% de las escuelas de primaria que reporten los mejores resultados en los indicadores de mejora de aprendizaje, seguramente provenientes de la información que ofrece muy eficientemente cada año la Unidad de Medición de la Calidad.
Los incentivos al desempeño son una antigua propuesta incluida también en mucho de los paquetes de recomendaciones ofrecidas a los países latinoamericanos desde la década de 1990. El supuesto que se encuentra en la base de esta propuesta es que los incentivos funcionan como agentes motivadores que se administran para inducir que ocurra cierto tipo de comportamiento o para reducir la ocurrencia de ciertas conductas no deseadas.
La literatura especializada sostiene que para que estos incentivos funcione deben existir algunas condiciones: probabilidad (subjetiva) de lograr la meta, relación directa entre el esfuerzo y el logro de la meta, y que el valor de la meta le signifique a quienes buscan alcanzarla.
En las escuelas primarias peruanas, ¿cuántas de estas condiciones son posibles?, ¿cuánta normatividad tiene que modificarse para que las escuelas ganadores usen el dinero? ¿qué mensaje se lanza sobre el significado de calidad educativa? Mientras otros países van abandonando la idea que calidad educativa es sinónimo de buenas calificaciones en áreas curriculares específicas obtenidas en pruebas estandarizadas.
Pero el riesgo mayor que se debe controlar es el efecto perverso que la "falsa competencia" puede generar. Hay mucha evidencia sobre cómo las ganas de conseguir estos bonos pueden hacer que las escuelas "dejen de enseñar" para dedicarse intensamente a entrenar a los estudiantes para las pruebas.
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La mejora de insumos para provocar mejora en los resultados y la eficiencia de los procesos para asegurar calidad fueron las recomendaciones que algunos organismos internacionales hicieron a los sistemas educativos latinoamericanos. El Perú, como muchos otros países en la región, implementó reformas basadas en esas hipótesis de cambio. Desde el inicio en la gestión de Alberto Fujimori, pasando por la implementación (con matices particulares y tenues) durante la gestión de Alejandro Toledo hasta la intensa reafirmación del gobierno de Alan García, la educación ha continuado apostando más o menos por lo mismo, esperando que los resultados sean distintos. (Pueden revisar mi texto "Cambio, continuidad y búsqueda de consenso, 1980 - 20111", editado por Derrama Magisterial).
Con Ollanta Humala pareció que se quebraba la tendencia. Todo indicaba que se modificaban esas hipótesis de cambio. Que con esta nueva gestión venía una nueva reforma. ¿Qué pasó?, ¿Esos intentos de cambio fueron solo un quiebre en el camino?, ¿estamos acaso retomando el viejo camino? Sigo pensando que la Ley de Reforma Magisterial y el programa de acompañamiento para escuelas rurales fueron aciertos. Creo también que Beca 18, la rectoría del Minedu en las políticas universitarias y el incremento del presupuesto son aciertos del gobierno y gestión del Ministro Jaime Saavedra. No obstante, mantengo algunas dudas sobre el impacto positivo de estas viejas nuevas medidas.
Hace algunos meses, Alberto Vergara publicó en la revista Argumentos un artículo titulado Alternancia sin alternativa: ¿un año de Humala o veinte años de un sistema? Allí Vergara sostuvo que desde 1993 en adelante se ha mantenido una misma orientación política y económica asentada en principios neoliberales. ¿Estaremos iniciando esa continuidad?
PS: los post anteriores de Palimpsesto serán subidos en los próximos días