La República, el ministro Jaime Saavedra aseguró que el curso de religión católica se seguirá impartiendo en las escuelas públicas del país. "Es algo que no se va a tocar. Es algo que para mí no está en cuestión". 

Ayer sábado 7, el Ministro de Educación salió al respaldo de la enseñanza de religión. En declaraciones en La República, el ministro Jaime Saavedra aseguró que el curso de religión católica se seguirá impartiendo en las escuelas públicas del país. "Es algo que no se va a tocar. Es algo que para mí no está en cuestión".

El argumento central fue que el curso de religión católica imparte virtudes y valores, y que aun cuando son propios de una religión en particular son también humanos y universales.

[Primer supuesto falso: los principios católicos son universales. La doctrina católica es mayoritaria solo en algunos países]

Con esta respuesta se intentó tranquilizar a la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) quien presentaría un memorial con 135.000 firmas, en el cual se solicitaba al Ministerio de Educación no retirar el curso de religión, en el marco de la reforma curricular que está en marcha.

[Segundo supuesto falso: el marco curricular no propone el retiro de los cursos de religión] 

Sin embargo, más allá de la religión que profesa el ministro, absolutamente respetada por cierto, y de la comprensible lucha de la CEP por mantener e incluso expandir a la feligresía católica… ¿qué respalda esta decisión?

El Concordato

El 26 de julio de 1980, en el final del gobierno militar de Morales Bermúdez, el Estado peruano y la Santa Sede firmaron un acuerdo, conocido como el Concordato, en el que en nombre de la “histórica, tradicional y fecunda” relación entre el Vaticano y el Perú, se le exoneraba de impuesto a la iglesia católica y se le permitía un vínculo directo con las fuerzas armadas, entre otras cosas. Para el caso educativo, todo se resolvió en el artículo XIX.

Para el nombramiento civil de los profesores de Religión Católica de los centros educacionales públicos, en los que continuará impartiéndose, como materia ordinaria, la enseñanza religiosa, se requiere presentación del Obispo respectivo. El Profesor de Religión podrá ser mantenido en su cargo mientras goce de la aprobación del Obispo.

La mayoría

Según el XI Censo Nacional de Población del 2007, el 81% de los peruanos son católicos. Esta “normalidad estadística” permite el la incorporación del curso de religión católica de manera masiva, ordinaria y obligatoria (salvo para quienes quieren exonerarse).

Algunos asuntos prácticos

1. ¿Cómo el Ministerio de Educación va a solucionar el desencuentro entre los contenidos del área de sexualidad humana y el curso de religión católica en el nuevo marco curricular?

2. ¿Cómo el Ministerio de Educación piensa formar a maestros y elaborar materiales para los mismos chicos que tienen que aprender que la homosexualidad no es una enfermedad, a la vez que es un asunto no aceptado por las doctrinas religiosas?

3. ¿Qué sucede si el Concilio Nacional Evangélico del Perú solicita un acuerdo con el Estado peruano? (o en menor medida judíos y musulmanes)

La ilusión del Estado laico

Los sistemas educativos son uno de los vehículos más importantes para formar ciudadanía, para construir Estado. Aquello que queremos para la educación es aquello que queremos para el Estado. Por eso resulta fundamental discutir sobre la incorporación de ciertas doctrinas religiosas en el currículo nacional, pues a fuerza de creencia y doctrina, algunos supuestos de ciertas doctrinas se han vuelto verdad.

No creo que haya presidente o líder político que proponga denunciar el Concordato; ni siquiera observarlo para modificarlo. Mientras se logre el “sueño del Estado laico y de la educación laica” propongo fortalecer los cursos de ciudadanía y, porque no, incluir cursos de teología que discutan el papel que diversas religiones en el mundo han jugado (para bien y para mal) en la construcción de Estados, ciudadanía y democracias.

Yo creo en un Estado laico, y por lo tanto en una educación laica, porque creo en un Estado incluyente e inclusivo que sea capaz de separarse de la religión. Hasta lograrlo, el Perú seguirá siendo un Estado con un proyecto inconcluso de Modernidad.